Relacionados con la dieta y la nutrición
De acuerdo a las estadísticas existentes más recientes, a nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud considera que alrededor del 60 % de los cánceres en las mujeres y el 50 % de los cánceres en los hombres, están definitiva y directamente relacionados con la dieta y la nutrición.
Algunos estudios con autopsias han demostrado que casi un tercio de los hombres mayores de los 50 años de edad, tienen tumores prostáticos microscópicos, cantidad que aumenta con la edad.
Envejecer es el factor de riesgo primario para el cáncer de próstata. La edad promedio del diagnóstico son los 70 años. El diagnóstico se puede hacer por medio del examen rectal digital, a través del cual, el médico siente la próstata a través de la pared del recto. El AEP (Antígeno Específico Prostático), es una proteína producida por las células prostáticas que frecuentemente está presente en niveles elevados en la sangre de los hombres que tienen cáncer de próstata.
La terapia hormonal y el cáncer de próstata metastásico
El tratamiento depende de la etapa en la cual se haya descubierto el cáncer, de la edad y del estado general de salud del paciente. La cirugía y la terapia con radiación son las opciones para el cáncer que está confinado a la próstata. La terapia hormonal es la más comúnmente usada en el cáncer de próstata metastásico y puede incluir la orquiectomía (la remoción quirúrgica de los testículos) o medicamentos que reducen los efectos de las hormonas masculinas. Otros tratamientos convencionales más modernos y sofisticados son la ablación crioquirúrgica prostática percutánea, los anticuerpos monoclonales y la radioterapia con un rayo protónico.
La impotencia es el efecto colateral más común de larga duración del tratamiento del cáncer de próstata. La terapia de radiación causa impotencia en cerca del 40 al 50 % de los pacientes.
Una dieta apropiada puede prevenir el cáncer de próstata
Varios científicos no sólo han confirmado que una dieta apropiada puede prevenir el cáncer de próstata, ahora creen que hasta la dieta se puede usar para tratarlo. Su último descubrimiento, que una dieta baja en grasa puede retardar el crecimiento del cáncer de próstata, hizo que un investigador del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center, el Dr. Heston escribiera en Journal of the National Cancer Institute (Oct 4, 1995;87:1456-62) que «la modificación dietética de alta a baja en grasa produjo un crecimiento más lento del tumor aún después de la formación de tumores medibles».
En el estudio de este centro oncológico, a unas ratas se les inyectaron células de cáncer de próstata humana. A los animales que se les dio una dieta de cerca del 21 % de calorías de las grasas, tuvieron en un 50 % más lento el crecimiento tumoral que aquellos animales en una dieta de grasas del 40 %. Y, por ejemplo, la dieta promedio Americana que se consume en la actualidad, tiene cerca del 36 % de calorías de grasas.
La investigación epidemiológica, la grasa y el cáncer
La investigación epidemiológica siempre ha sugerido la conexión entre las dietas altas en grasa y el cáncer. Otro ejemplo, la incidencia de cáncer de próstata para los americanos blancos es de 37 % más alta que la de los Chinos, quienes consumen una dieta baja en grasa. Japón, también es un país de comedores de poca grasa y tiene una incidencia de cáncer de un 25 % menos que los EE. UU. Uno estaría tentado a pensar que estas diferencias se pueden deber al resultado de la genética. Sin embargo, no hay que pasar por alto que aquellos hombres japoneses que se mudan a los EE. UU. experimentan un incremento importante en el riesgo de cáncer de próstata. Además, como los Japoneses urbanos han aumentado su consumo de alimentos ricos en grasa, sus incidencias de cáncer también se han elevado, mientras que los Japoneses rurales que se adhieren a su dieta baja en grasa, no han experimentado una elevación similar en los casos de cáncer.
El cáncer de próstata y la vejez
El cáncer de próstata es en general muy lento en su crecimiento y frecuentemente no causa problemas hasta la vejez. Como resultado de varias investigaciones, numerosos científicos, en la actualidad, creemos que muchos de los hombres viejos con cáncer de próstata no necesitarían nada más que ciertos ajustes dietéticos para detener el progreso de su enfermedad (Am. J. Coll. Nutr. Vol. 12 No. 3, 1993).
El acercamiento natural hacia el cáncer de próstata involucra cuatro pasos. El primero es disminuir la congestión en el área pélvica baja, es decir, mejorar la circulación. El segundo paso es comer una dieta específica para mejorar la salud de la próstata. Se recomienda consumir una dieta alta en productos de soya ya que contienen isoflavonas que ayudan a desintoxicarse de la dehidrotestosterona. El tercer paso consiste en prescribir los complementos nutricionales adecuados, ya sean minerales, vitaminas, aminoácidos o enzimas, de acuerdo al perfil dietético de cada paciente. El cuarto paso es el uso de plantas medicinales como la Serenoa repens que contiene substancias que inhiben activamente la formación de dehidrotestosterona a partir de la testosterona (al inhibir la enzima 5 alpha reductasa la cual, la convierte).
Otra planta que se usa es el Pygeum africanum, la cual también limita la formación de dehidrotestosterona y disminuye los niveles de prolactina (una hormona de la pituitaria relacionada con la próstata y la función sexual).
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